Aceptar ese desafío supone otra irradiación de energías contrapuestas, duales, complementarias. Es disponerse a atravesar la puerta. Es sentir ese vértigo de lo desconocido a punto de desvelarse.
Superar la experiencia del desafío es atravesar la puerta. Es entrar en ese mundo y vivirlo realmente. Dejar atrás las imaginaciones mentales que crearon mil posibles mundos y ninguno era el auténtico.
Atravesar la puerta es experimentar una nueva dimensión de mí mismo. Es sentir que he dado un paso para ser más completo. Es abrir a su vez nuevos portales que en su momento, algunos de ellos, se plantarán ante mi y retarán mi naturaleza.
Atravesar la puerta es experimentar una nueva dimensión de mí mismo. Es sentir que he dado un paso para ser más completo. Es abrir a su vez nuevos portales que en su momento, algunos de ellos, se plantarán ante mi y retarán mi naturaleza.
Y, entonces, recordaré que ese camino lo elegí libremente una y otra vez.
Y, entonces, me voltearé para saborear con la mirada del Alma todas las puertas que me atreví a traspasar. Para celebrar todos los mundos que osée descubrir...